Iglesia de Jesús de Medinaceli

Iglesia de Jesús de Medinaceli

La iglesia de Jesús de Medinaceli está en la plaza de Jesús, en el barrio de las Letras. La imagen de Jesús de Medinaceli quizá sea la que más devoción despierta en los madrileños, incluso por delante de los santos patronos de la ciudad: San Isidro Labrador y la Virgen de la Almudena.

La actual basílica, terminada en 1930 es obra del arquitecto Jesús Carrasco-Muñoz Encina. Se sitúa en el solar donde estuvo el convento de los trinitarios descalzos, fundado en 1606, desde entonces y hasta 1930 fueron construidas y destruidas diferentes iglesias y conventos en ese mismo lugar.

Es un templo con planta de cruz latina de tres naves, siendo la central más alta y ancha que las laterales. La fachada está rematada por un frontón triangular y una cruz, se divide en dos cuerpos. En el superior, enmarcada por una serliana hay una gran vidriera con escenas de la vida de Jesús.

Pablo VI la declaró basílica menor en 1973.

Aunque el edificio no es arquitectónicamente llamativo, si lo es la talla que se venera en su interior. Se trata de una imagen de Jesús Nazareno, una escultura en madera del siglo XVII, realizada por la escuela sevillana de Juan de Mesa para el culto de los soldados españoles que estaban destacados en el norte de África. La figura del Nazareno fue atacada y casi destruida por el rey musulmán, Muley, y estuvo “cautiva” en Fez hasta que los monjes trinitarios la trajeron a España en 1682. Durante la Guerra Civil la imagen estuvo escondida para evitar su destrucción.

Se le conoce con el nombre de Jesús de Medinaceli por la gran devoción que le profesaban los Duques de Medinaceli, que están enterrados en una de las capillas de la iglesia.

El Cristo se puede ver en cualquier momento pero, son los primeros viernes de cada mes cuando se forman largas colas de fieles para acceder a besar el pie del Nazareno. Dice la tradición que tras el besapié hay que pedir, al menos, tres deseos de los cuales se cumplirá uno.

El primer viernes de marzo, la devoción por Jesús de Medinaceli llega a su punto álgido y los devotos guardan cola durante varios días para venerar su imagen. Ese día, la iglesia permanece abierta hasta las 12 de la noche para posibilitar el acceso a todos los fieles.

Hace más de treinta años tuve la ocasión de realizar esta peregrinación con mi madre durante varios viernes. Yo debía tener unos 8 o 10 años por lo que no recuerdo mucho, solo algunos retazos que llamaron mi atención. Recuerdo largas colas de fieles, algunos de ellos yendo de rodillas. La primera vez me llamó la atención que cuando se llega ante la imagen del Cristo, se le besa el pie. Tengo la estampa mental de un señor con un paño en la mano con el que limpiaba el pie del Nazareno después de cada beso. Lo que más llamó mi atención fue el pie del Cristo, era una especie de muñón de madera desgastada, sin forma alguna. Ahora, con el conocimiento que dan los años, sé que es el desgaste producido por tantos años de besos de los fieles y la consiguiente pasada de paño por encima hasta dejarlo pulido como un canto rodado.

Comentar que la procesión de Jesús de Medinaceli el día de Viernes Santo, es una de las procesiones de la Semana Santa madrileña que más fieles congrega.

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