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Plaza de Oriente

Le debe su nombre a su situación, delante de la fachada oriental del Palacio Real de Madrid. Y, a su vez, le da sobrenombre al real edificio: Palacio de Oriente.

plaza-oriente-lado-esteEn el lado opuesto al Palacio Real, la Plaza de Oriente, cuenta con otro importante e interesante edificio: el Teatro Real y en su lado norte se ve limitadas por el Real Monasterio de la Encarnación que “aportó” su Huerto de la Priora al diseño de los jardines de la plaza.

Durante el reinado de José Bonaparte se llevaron a cabo numerosos derribos para conseguir la renovación urbanística, que se proponía el monarca realizar en Madrid, para modernizar la capital y asemejarla a París. El rey francés proponía el trazado de una plaza a partir de la cual partiría una avenida que finalizaría en la Puerta del Sol. Esta avenida no llegó a realizarse nunca. Sin embargo, la plaza, que ya fue pensada por Juan Bautista Sacchetti cuando diseñó el Palacio Real, sí.

El proyecto inicial de la plaza la realizó Isidro González Velázquez. El planteó una plaza ultra semicircular, es decir, casi un círculo completo que integraba el Teatro Real mediante una galería porticada que continuaría por el resto del perímetro. González Velázquez planeó el modelo del foro romano trasladado a una forma circular.

Este proyecto nunca se llevó a cabo.

El diseño definitivo de la Plaza de Oriente se hizo en 1844, y se debe a Narciso Pascual y Colomer, aunque ha tenido algunas modificaciones a lo largo de su historia.

La Plaza de Oriente tiene un trazado rectangular con la cabecera semicurvada. Se subdivide en  tres zonas ajardinadas de trazado cuadrangular. En el jardín central se sitúa la estatua ecuestre de Felipe IV, de la que hablaré en un próximo artículo y que marca el centro del total de la plaza.

En el lado norte, delante del Real Monasterio de la Encarnación están los denominado Jardines del cabo Noval y en el lado sur, podemos disfrutar de los Jardines de Lepanto.

En la Plaza de Oriente se puede admirar y disfrutar, no solo de sus bonitos jardines y de las majestuosas arquitecturas que la limitan además, alberga una interesante colección escultórica. Ya he mencionado la estatua central dedicada al rey Felipe IV pero también, sobre pedestales de piedra encontramos escultura realizadas en piedra caliza dedicadas a todos los reyes de España, desde los reyes godos.

Estas esculturas se hicieron para la decoración de la cornisa del Palacio Real y posteriormente, se decidió no situarlas allí, por las razones que ya comenté en el post dedicado al Palacio de Oriente.

Según el proyecto de Pascual y Colomer, se colocaron 44 esculturas que rodeaban la de bronce de Felipe IV. En 1927 el número de estas reales estatuas se redujeron a 20 y se colocaron en dos hileras que actúan de línea divisoria entre los tres jardines.

En el Jardín del cabo Noval, podemos ver otra escultura mucho menos conocida. Está cabo-novaldedicada a Luis Noval Ferrao, cabo ovetense que murió en 1909 en las Guerras de África, en una acción heroica que salvó a muchos de sus compañeros. La escultura es obra de Mariano Benlliure, autor entre otras obras de la escultura del Ángel Caído que podemos admirar en el Parque del Retiro. Benlliure la realizó en 1912 en bronce y piedra. La estatua de bronce se sitúa sobre un alto pedestal de piedra en cuya parte inferior aparece esculpida la hazaña realizado por el cabo y en la superior una leyenda dedicada a él y a los demás soldados caídos por la patria. La obra escultórica está colocada sobre una escalinata de tres peldaños. La efigie aparece representada con uniforme de campaña pero la cara no se corresponde con el retrato personal del cabo, sino que son rasgos genéricos que representan a un soldado.

La última remodelación de la Plaza de Oriente se realizó a mediados de los años 90, bajo el mandato del alcalde José María Álvarez del Manzano. En dicha transformación se soterró la calle Bailén en el tramo que transcurre delante del Palacio Real, quedando así unido a la Plaza de Oriente con un tramo peatonal.

Plaza de Santa Ana

Plaza de Santa Ana

Próxima a la Puerta del Sol y vecina de la Plaza del Ángel, se encuentra la Plaza de Santa Ana. Está flanqueada por las calles Príncipe, Huertas y Núñez de Arce.

La plaza data de principios del siglo XIX cuando, a instancias del entonces rey José Bonaparte, se demolió el Convento de Santa Ana para construir un jardín que fue el germen de la actual plaza.  El convento le dio nombre a la plaza aunque también se la denominó Plaza del Príncipe Alfonso y Plaza de Topete.

En la Plaza de Santa Ana se sitúan las terrazas de los numeroso bares y cafeterías que la rodean por lo que es punto de referencia para descansar y refrescarse en los días de calor mientras se disfruta de su encanto.

Locales de renombre en la plaza son la Cervecería Alemana, que se inauguró en 1904 y que cuenta con Ernest Hemingway entre sus clientes más ilustres. Otro local centenario es la Cafetería La Suiza. Además en las calles aledañas hay numerosos pubs, bares de copas, restaurantes y cervecerías para todos los gustos. Por ejemplo, en ángulo con el Hotel Reina Victoria se sitúa desde la segunda mitad del pasado siglo un bar hawaiano famoso por sus “volcanes humeantes”. En la calle Núñez de Arce está el club flamenco Villa Rosa, reutilizado por las noches como bar de copas e interesante por su decoración de azulejos andaluces y madera. Este local ha sido escenario de rodaje de películas como “Tacones Lejanos”.  Y para los amantes de la cerveza natural está la Cervecería Naturbier que fabrica su propia cerveza, 100% natural. Por todo esto, no es de extrañar que la Plaza de Santa Ana y sus alrededores sea una de las zonas de “marcha” de la noche madrileña.

Además, la Plaza de Santa Ana cuenta con dos importantes y vistosos edificios enfrentados entre Calderón de la Barce y García Lorcasí. En la finca esquinada con la Plaza del Ángel, se encentra el Hotel Reina Victoria, edificio del siglo XIX, preferido por famosos toreros como Manolete. Delante nos encontramos con la estatua en mármol blanco del escritor Calderón de la Barca, obra de Juan Figueras y Vila. Al otro lado de la plaza en la calle Príncipe con Huertas, se encuentra el Teatro Español, edificio de mediados del siglo XIX observado atentamente por la escultura en bronce del poeta Federico García Lorca, obra del escultor Julio López Hernández.